Oficio, pasatiempo, técnica o herramienta, son conceptos que quizás se te vienen a la mente cuando piensas en crochet. Entre otros elementos, tu imaginario de tejedora (al igual que el mío) probablemente está marcado por experiencias y emociones propias. Sin embargo, al investigar en torno a sus primeros años, me di cuenta que el crochet ha logrado tejer su propia historia, sin seguir ningún patrón predeterminado. Simplemente comenzó a "ser", guiado por distintos sucesos y personalidades que han dejado marca en la humanidad.
Si lo observamos desde una perspectiva que no sea personal, el crochet tiene una historia llena de aristas. De hecho, no existe una visión única y exacta de sus orígenes, y ha ido mutando junto con la evolución de los tiempos. Son varias las teorías que intentan explicar la aparición del tejido a crochet. Por los vestigios hallados por el administrador colonial y antropólogo Walter Edmund Roth en Guayana en 1916, algunos lo sitúan en Sudamérica, hace unos 12 mil años.
La investigadora y escritora danesa Lis Paludan, al igual que otros historiadores, suman a la anterior otras teorías. La primera sitúa el origen del crochet en Arabia. Desde ahí se habría trasladado al Tíbet y España, para llegar al resto de Europa a través de las rutas comerciales de la época. En segundo lugar, existen versiones que apuntan a China, dado el descubrimiento de muñecos tridimensionales realizados con la técnica.
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Lo que sí está claro es que la visón actual del crochet parte concretamente en el siglo XVI en Europa, de acuerdo a evidencias encontradas en Francia ("encaje de ganchillo") e Inglaterra ("encaje de cadena"). Las deducciones apuntan a que llegó a occidente como la mayoría de los aportes orientales: a través de la ruta de la seda.
En 1824 la revista alemana Penélope habría publicado los primeros patrones de los que se tiene noticia. Unos 20 años después, mademoiselle Eléonore Riego de la Branchardière se corona como la creadora del crochet irlandés y la responsable de su triunfo en las más altas esferas a partir del diseño de sus patrones. En 1846 publicó el primer libro de crochet moderno, al que siguieron varios otros de su autoría. La diseñadora y escritora se transformó entonces en inspiración para cientos de mujeres que aprendieron la técnica, la convirtieron en fuente de ingresos y masificaron su uso en prendas y accesorios.
Mademoiselle Eléonore Riego de la Branchardière (Imagen: abcblogs.abc.es).
Rescatando detalles, me encontré con otra promotora del uso del crochet en el vestuario. Nada menos que la reina Victoria de Inglaterra. Fue una admiradora de la técnica cuando aún se conocía como una versión económica del encaje, asociada a las clases sociales más bajas. Victoria la incluyó en prendas y accesorios de moda en la corte inglesa, hace unos 180 años. Tanto se enamoró del crochet esta soberana, que incluso habría aprendido el oficio como pasatiempo.
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El ganchillo fue la herramienta que permitió alimentarse a familias completas durante el periodo de la Gran Hambruna Irlandesa (1845 a 1849). En medio de esa crisis económica y social, se organizaron cooperativas y escuelas de artesanos del crochet, lo que se tradujo en un tremendo aumento de crocheteros (sí, los hombres fueron parte del fenómeno en ese momento particular). La herramienta se fabricaba, incluso, con mangos de cucharas. Con los años disminuyó el boom, pero siempre se mantuvo como un arte doméstico y también como una ocupación muy practicada entre religiosas de conventos de clausura, que elaboraban una serie de prendas e implementos con "mano de monja".
Así ha permanecido el tejido a crochet en el tiempo, como un arte y una artesanía, que incluso fue ícono de la revolución de las flores en los años '70. En el periodo más hippie de la historia, el crochet fue soberano indiscutido en la realización de prendas tejidas como tops, chalecos sin mangas, vestidos y bikinis; donde la trama hit fue el famoso granny square.
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Curiosamente, el crochet es un indocumentado a ojos de la RAE, ya que la palabra no figura en su diccionario de la lengua española. Lo más aproximado es "croché", que tampoco cuenta con su propia acepción, sino que dirige al concepto de "ganchillo"; que corresponde al vocablo comúnmente usado en España. Lo más cercano a la palabra crochet, de hecho, es “croche” (en francés antiguo), que a la vez deriva del alemán “croc”, es decir, "gancho". Ese detalle, eso sí, no es un problema a la hora de verificar su popularidad hasta hoy, como lo evidencian las fotos de distintas celebridades luciendo prendas realizadas con la técnica.
Dua Lipa, una influencer más actual que también elige el crochet (Imagen: hola.com).
Sin importar cómo lo llames, el crochet sigue vigente siempre. De hecho es el gran triunfador de las pasarelas esta temporada y figura como carta segura en las colecciones de Armani, Chloe, Elie Saab, Isabel Marant, Prada y Dolce & Gabbana, por nombrar algunas casas de moda que lo han incorporado fuertemente en sus colecciones.
Imagen: eluniverso.com
¿Conocías el origen del crochet? ¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que viste algo tejido en nuestra técnica regalona? ¡Te invito a comentar al final de esta página!
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